JUPITER, Florida -- ¿Pueden creer ustedes que el campo de entrenamiento de los Cardenales ha estado un poco aburrido?
Eso mismo piensa Peter Bourjos, quien en la mayoría de sus juegos ha patrullado el jardín central, donde teóricamente debería haber más acción. Pero en este equipo, ése no es el caso.
"Ha estado un poco aburrido", aseguró Bourjos. "No me han llegado muchos batazos para fildear. No me quejo pero creo que sólo he atrapado cuatro o cinco elevados en toda la primavera".
Bourjos jugó en el jardín central el 13 de marzo, cuando Lance Lynn ponchó a 10 Bravos, incluyendo a los últimos 10 bateadores que enfrentó. También jugó en esa posición el fin de semana pasado, cuando Michael Wacha abanicó a ocho en siete innings. A eso le siguió un juego en el que Adam Wainwright necesito de sólo 81 pitcheos para trabajar ocho entradas, en las que abanicó a siete oponentes y emuló a Wacha al no otorgar pasaportes.
Bienvenidos a la vida detrás del mejor cuerpo de lanzadores de Grandes Ligas.
"Ayer vimos un batazo hacia el jardín derecho-central conectado con autoridad y lo hizo ver fácil", destacó el manager de los Cardenales Mike Matheny acerca de Bourjos. "Pero en general no hemos tenido la oportunidad de ver su alcance. Eso es algo bueno. Prefieres no ver a tu jardinero pedaleando hacia atrás para tratar de atrapar un batazo contra la barda todo el tiempo. Sabemos lo que tenemos ahí".
Al igual que todos, en San Luis saben la clase de equipo que Matheny heredó del retirado Tony La Russa.
Es difícil recordar tantos años atrás, pero La Russa no tuvo la misma fortuna cuando asumió las riendas de los Cardenales de Joe Torre en 1996. Habían sido un equipo del montón en aquella temporada y media acortada por la huelga de 1994 a 1995, en la que se combinaron para una marca de 115-142.
La Russa hizo maravillas la siguiente campaña, guiando a San Luis hasta el Juego 7 de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional con Andy Benes como su as y Dennis Eckersley como su cerrador de lujo. Pero ese éxito fue pasajero y durante las siguientes tres temporadas fueron un equipo común y corriente.
Pero las cosas cambiaron en el 2000, y es imposible ver a los Cardenales regresar a lo mediocre en los próximos años, si no es que en décadas. La escuadra de Matheny llegó hasta la Serie Mundial el año pasado; fue la 10ma vez en 14 años que los Cardenales avanzaron a los playoffs.
Durante ese período de 14 temporadas, San Luis ha tenido récord de 1274-993. Se trata de un porcentaje de ganados y perdidos de .561, y durante ese lapso ningún otro club de la División Central de la Nacional ha logrado ni siquiera compilar marca de .500.
Los Cardenales han superado, entre temporada y temporada, a la oposición de su división de la siguiente manera: Casi 12 juegos mejores que los Rojos, casi 14 juegos mejores que los Cachorros, exactamente 14 1/2 juegos mejores que los Cerveceros y cerca de 20 1/2 juegos mejores que los Piratas. A eso se le llama dominio. A pesar de ello, ninguna de esas escuadras fue diseñada para dominar a tal grado como estos Cardenales del 2014, ni siquiera aquellos equipos campeones del 2006 y 2011.
Esas ediciones del club ganaron 83 y 90 partidos, respectivamente, durante la campaña regular. Noventa victorias parecen quedarse cortas si tomamos en cuenta todo el talento que se subirá al avión para viajar a Cincinnati para el Día Inaugural.
"No quiero echarles 'mal de ojo', pero todos ellos siguen de pie y jugando", dijo el derecho Joe Kelly, quien se ganó el puesto de quinto abridor por encima del joven Carlos Martínez. Y claro, el dominicano fácilmente podría ser abridor en cualquier otro equipo.
Con la excepción del mexicano Jaime García, quien necesita un mes más de descanso y rehabilitación debido a una dolencia en su hombro izquierdo, los Cardenales se han escapado de la plaga de lesiones de lanzadores alrededor de las Grandes Ligas.
No están celebrando, porque esas buenas noticias siempre pueden cambiar de un día para otro - vean los retos que actualmente enfrentan los Bravos, Atléticos y Rangers, entre otros - pero los Cardenales están a punto de dejar la Florida con un equipo capaz de ganar 100 juegos.