Las cosas son mucho más cordiales con los hermanos puertorriqueños hoy en día, ya que Roberto y Sandy Jr. están de lleno en sus vidas después de retirarse como jugadores activos. Sin embargo, se palpitó algo de competencia entre ellos en la serie entre los Azulejos de Roberto y los Indios de Sandy.
Roberto es asistente especial en la organización de Toronto. Maneja campamentos de béisbol por todo Canadá y aconseja a la gerencia de los Azulejos en torno a varios asuntos. Sandy tuvo su primera experiencia como manager en septiembre pasado, cuando dirigió a Cleveland para los últimos seis partidos de una campaña bien difícil para la Tribu. Ha seguido con el club como coach de la banca, bajo el mando del nuevo piloto Terry Francona.
"Su mamá y su papá deben de estar bien orgullosos de ellos", dijo el primera base de los Indios, Nick Swisher.
No sólo están orgullosos, sino también un poco aliviados. Ahora que sus hijos no están en el terreno, se requiere menos inversión de energía "pujando" a sus equipos respectivos, como se hizo durante dos décadas. Lo más cerca del diamante que llega Sandy ahora es cuando camina al home plate a presentar el lineup titular antes de los juegos. Y Roberto observa los partidos de Toronto desde la comodidad de su suite en el
La vida no siempre fue tan relajada.
"Mi mamá se alocaba cuando jugaba contra Robbie en la postemporada", relató Sandy.
La pasión por el béisbol es algo de mucho tiempo en la familia Alomar. Roberto señala a muchos familiares-tíos, primos y su papá-que estuvieron ligados al béisbol de alguna manera u otra. Los hermanos estuvieron cerca de Sandy padre mientras éste jugó en Grandes Ligas durante 15 años.
Sandy y Roberto subieron juntos por el sistema de los Padres de
En el Juego 4, Roberto le conectó un lanzamiento al dominicano José Mesa para jonrón en el Progressive Field (en ese entonces conocido como el
"Sólo va a haber un ganador y un perdedor", dijo Roberto. "Fue algo buenísimo, pero al mismo difícil. Como hermano, ésa es la prueba que se te presenta."
Los hermanos se unieron como compañeros de equipo en 1999, cuando Roberto firmó un contrato de tres años con la Tribu. Por fin, la familia Alomar podía enfocarse en un solo club.
"Sería algo grande tener esa clase de relación con alguien en el equipo", dijo el segunda base de los Indios, Jason Kipnis. "Sería buenísimo tener a alguien que fuera más que un compañero, para poder hacerle otras preguntas."
Ahora Sandy y Roberto no hablan con tanta frecuencia como cuando eran jugadores activos.
Como lo dijo Sandy: "No andamos agarrados de la mano."
Sin embargo, sí se comunican por lo menos una vez a la semana. El consuelo es que ahora cada conversación no se trata de a búsqueda de Roberto de otro Guante de Oro o la posible convocación de Sandy a otro Juego de Estrellas. Afirma Roberto que hablan "mayormente sobre la familia y nuestros hijos."
Exaltado al Salón de la Fama de Cooperstown en el 2011, Roberto se ve contento con su puesto actual, que le brinda la flexibilidad de manejar la Robbie Alomar Foundation y una empresa de útiles de béisbol, Alomar Baseball.
De su parte, Sandy mantiene sus aspiraciones de ser manager de Grandes Ligas, aunque durante la temporada se enfoca en su trabajo del momento. Fue entrevistado para el puesto de manager de los Azulejos en el otoño de 2010, antes de que el club optara por John Farrell.
"Me encantaría trabajar con Sandy en la misma organización", dijo Roberto.
En caso de que eso sucediera, podría marcar el final de una rivalidad de mucho tiempo entre hermanos.
No obstante, hay un área en que la competencia entre ambos ha mermado bastante. Cuando cenaron juntos en Toronto el lunes, Roberto-como de costumbre-pagó la comida, diciendo que tiene la responsabilidad de hacer eso para agradecer a Sandy por cuidarlo cuando eran niños.
Sandy citó otro motivo por dejar que su hermano menor sacara su tarjeta de crédito a la hora de llegar la cuenta.
"Él ganó más dinero que yo", dijo Sandy con una risa. "Él es el Salón de la Fama. Él tiene que encargarse de eso."