“Estaba en un momento en el que coges un balón y lo metes todo”. No se
puede explicar de muchas otras formas el partido de James Feldeine
frente al Valencia Basket (
72-69).
De hecho, merece múltiples adjetivaciones, aunque ninguna encerraría
como lo hace esa frase la sensación del protagonista. Sus emociones
contradirán infinitas veces a los números, pero no por eso estos últimos
perderán su existencia. Feldeine anotó más de la mitad de los puntos
del Mad-Croc Fuenlabrada y más de un cuarto de los que se anotaron en
todo el encuentro. Jugador de la Jornada, por supuesto.
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Anotando tras su coger su propio rebote ofensivo, con un triple después
de una carrera en la que dejaba tirado a Rafa Martínez, tras bloqueo
indirecto, con triples lejanísimos (e incluso punteados), con mate al
contraataque, de media distancia tras bote, en penetraciones terminadas
en escorzos que derivan en tiros imposibles... El repertorio de Feldeine
frente al Valencia Basket fue variado. Aunque pesan los siete triples
anotados (de 10 intentos), tras los que el desplegaba su también variado
repertorio gestual festivo. La imagen de Feldeine tras canasta era la
del anotador consciente de sus posibilidades. La de estar, sí, “en un
momento en el que coges un balón y lo metes todo”.
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Sosa, Hno de Feldeine y Feldeine |
Pocos fines de semana habrá gozado el dominicano como este. El gozo era
triple. Y extendía el disfrute más allá de lo baloncestístico. Hasta lo
familiar. El escolta del Mad-Croc recibía la visita de su hermano, David
Trottman, llegado desde New York. Y, junto a él, recorrió los 200
kilómetros que separan Fuenlabrada para ir a ver a otro hermano. No de
sangre, pero sí de infancia. Edgar Sosa. “Es como mi hermano, jugué
desde pequeño con él”, recuerda el fuenlabreño.
Nacidos ambos en 1988 en New York, vivían a escasos metros
uno
en el complicado barrio de Washington Heights, donde crecieron juntos.
Hijos de emigrantes dominicanos en un barrio en el que esa comunidad
predominaba, se reencontraron en los entrenamientos de la selección
dominicana del verano de 2012, aunque Feldeine finalmente no pudo
vestirse la camiseta del país caribeño. Ahora, el Blancos de Rueda ha
obrado su reencuentro. Al otro lado del charco. Del otro charco, el
grande. De New York a Valladolid, la infancia de dos niños revive en un
país ajeno, aunque con un idioma mamado. El domingo por la tarde, Sosa
publicaba el tuit de rigor, agradeciendo el reencuentro, en esa pública
vida privada en que se ha convertido Twitter: “S/O to my bros @KiNGJF4
and @NYC_Trott for driving 2 hours to watch me play.. Got some food
after and just talked bout life. Love yah bros..”.
Antes de esa imagen en el Pabellón de Pisuerga, Feldeine se encargó de
batir el tope de anotación de su carrera. Los 37 tantos que sufrió el
Valencia Basket superan los 32 que logró la temporada pasada, cuando
militaba en las filas del Breogán. El conjunto lucense derrotó al
Menorca Bàsquet por
87-86,
con 32 puntos del neoyorkino, aunque sus porcentajes fueron inferiores
(13/22, 59% en tiros de campo). Fue el otro momento en el que James es
topó con esa sensación de imperturbabilidad anotadora a la que acceden
aquellos que mantienen una relación especial con el aro: “El año pasado
en Lugo tuve esa misma sensación, en un partido contra el Menorca,
aunque entonces solo metí 32 puntos. Pero es la misma sensación, tirando
triples, metiendo todo, penetrando, bombas...”.
En sus cuatro años con los Bobcats de Quinnipiac, su tope fueron los 31
tantos que le endosó a la Universidad de Brown, en diciembre de 2008.
Así pues, 37 era un hito en su carrera. “Fue un gran partido contra un
rival muy duro. Estaba en un momento en el que coges un balón y lo metes
todo”, explica el jugador fuenlabreño. Todo no deja de ser excesivo
teniendo en cuenta que erró cuatro tiros de dos y tres triples, aunque
un 61% de acierto en tiros de campo y, sobre todo, un 70% en triples, no
deja de ser un porcentaje fuera de lo común.
Sin notar el salto
James Feldeine es principalmente un anotador exterior. Atléticamente
dotado para el espectáculo en la finalización, pero un anotador. El
jugador del Mad-Croc Fuenlabrada es el segundo máximo encestador de la
Liga Endesa. Sus 17,1 puntos solo quedan por detrás de los 18,4 de un
Carl English que esta temporada raya a su máximo nivel. De hecho, el
propio Feldeine reconoce que English es, junto a Juan Carlos Navarro, el
jugador al que más difícil le ha sido defender esta temporada.
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La diferencia entre él y el canadiense en la tabla de máximo anotador se
acorta a pasos agigantados. De hecho, lo que parecía coto privado de
English se asemeja más ahora a un mano a mano. Y es que, en las últimas
jornadas, el rendimiento anotador de Feldeine se ha multiplicado. De los
13,7 puntos que promediaba en las primeras nueve jornadas ha pasado a
20,4 en las últimas nueve. La pugna parece servida, especialmente con un
Feldeine jugando auténticas minutadas (es el jugador que más minutos
disputa de la competición; ha jugado dos partidos completos y más de 30
minutos en otros nueve) en un Mad-Croc del que cada vez es más líder.“Yo
quiero ganar partidos para Fuenlabrada. Será genial si soy máximo
anotador, pero me da igual. Lo que quiero es ganar partidos”, declara.
Su ascenso es enormemente vistoso. O plano, si se consideran sus números
de una temporada a otra. Promedia 0,8 puntos menos que la temporada
2011-12 (17,9). La diferencia... menor. Casi insignificante. El año
pasado jugaba en el Breogán Lugo de la Adecco Oro. Números equiparables
en una categoría superior, con diferencias de talento evidentes entre
una y otra, tal como explica Feldeine: “En la Liga Endesa se juega más
duro, con más contacto. Aquí hay muchos jugadores mejores. Me siento muy
bien en la Liga Endesa, que tiene un nivel superior al de la LEB”.
Un rendimiento inmediato en ACB, pagando un escaso peaje en las primeras
jornadas. Él mismo reconoce no haber previsto tal inmediatez: “Yo, en
serio, pensaba que esta temporada iba a ser como de rookie, de entrenar.
Pero ahora estoy jugando mi juego y me siento bien”.De estrella en LEB a
estrella en su equipo ACB. Ríe, mientras se equipara su situación entre
temporadas. “No soy una estrella”. Rehúsa también el papel de líder.
“Yo no soy el líder. Yo anoto mucho, pero aquí en Fuenlabrada es una
familia, estamos todos juntos. Hablamos antes de los partidos, después,
en los entrenamientos...”, dice, antes de repetir: “Es como una
familia”. Una familia que él lidera en anotación, con diferencia sobre
el segundo, el lesionado Sergii Gladyr (17,1 por 10,8).
En cuatro de los cinco triunfos del Mad-Croc, el americano ha sido el
máximo anotador del equipo.“Ahora es mucho mejor”, explica Feldeine
sobre el cambio en la trayectoria fuenlabreña, un conjunto mucho más
solido. “Con Trifón jugamos mucho más duro en defensa, ahora jugamos con
corazón en cada cuarto”. Cambiado el entrenador, los jugadores suelen
aludir a factores mentales, de energía, carácter y corazón para explicar
los cambios bruscos en el rendimiento colectivo. Aparte quedan nuevos
conceptos defensivos y ofensivos, diferentes repartos de roles o una
nueva formulación química en el vestuario. Al insistir en la mejoría,
Feldeine reitera su enunciado inicial, aunque añade tímidamente otro
aspecto mejorado: “Un poco en ataque, pero nada”.
Cuando se le pregunta sobre los cambios en la plantilla, sí que es claro
al destacar las cualidades de Kristaps Valters: “Es un líder en la
pista, es como un entrenador. Es un muy buen base”. Con Valters
aportando desde el primer día –aunque la irregularidad ha dominado en
sus actuaciones posteriores–, el tono de Robert Kurz (sustituto de
Charles Garcia en la pintura), puede marcar el crecimiento de un
Mad-Croc cuyo rostro es más alegre que el de inicios de temporada.
“Ahora sabemos que podemos jugar en esta liga y ganar a todos”, explica
el dominicano-estadounidense. “El objetivo es ganar muchos más partidos
en la segunda vuelta, y seguir trabajando”, ahonda.
¿Qué hay en el futuro?
Es difícil arrancar de un jugador de formación estadounidense que su
sueño está lejos de la NBA. James Feldeine engrosa la lista: “Mi sueño
es la NBA pero, si no, uno de los grandes de Europa. En España hay muy
buenos equipos”. Y las primeras voces ya han saltado...
Teniendo en cuenta su rápida adaptación a un nivel superior, su talento
ofensivo y sus posibilidades atléticas, no resulta descabellado pensar
que, worst case scenario, una actuación en la Summer League le conduzca a
la pretemporada de una franquicia NBA, desde donde pueda lanzarse a la
lotería de los contratos de 10 días y las idas y venidas a la D-League.
De hecho, el neoyorkino ya ha dejado muestras de impacto mediático. El
día en que su nombre se equiparó al de todo un NBA como Brandon Jennings
(promedia 18,6 y 5,8 asistencias en los Bucks esta temporada) con el
aire impregnado de baloncesto callejero en la Dyckman Summer League de
2011. James Feldeine comandó al Dominican Power con la friolera de 50
puntos, aunque acabaron perdiendo frente al Team Mann (109-104) del base
de los Bucks y el por aquel entonces recién drafteado (en el número 9)
Kemba Walker. Entre los grandes grandes reclamos de Walker y Jennings se
coló el medio centenar de puntos de un jugador ya conocido en la Gran
Manzana desde su etapa de instituto en Cardinal Hayes.
“Si sigo trabajando todos los días...”. Esa es la premisa para terminar
logrando sus objetivos. Feldeine entrena tiro por la mañana junto al
equipo, “y dos o tres días tiro solo después del entreno”, explica
El futuro más cercano está en La Española. Feldeine, hijo de emigrantes
dominicanos, nació en Estados Unidos, pero ha reiterado su deseo de
jugar con la selección de la República Dominicana. De hecho, este verano
ya acudió a los entrenamientos del combinado que entrenaba John
Calipari, aunque no pudo llegar a jugar ni el Centrobasket, en el que
los dominicanos derrotaron en la final a Puerto Rico, ni en el
Preolímpico. “Es un tema de mi pasaporte”, explica ahora James. Eduardo
Najri, gerente general del combinado caribeño detallaba las razones
durante el verano, en declaraciones que recogía
Dominicanos en Basket vía ESPN Radio: "Se depositaron unos documentos ante FIBA Mundo para su situación de elegibilidad, la cual fue rechazada”.
“Yo creo que este verano podré jugar”, dice confiado James Feldeine. El
FIBA Américas de Caracas (del 30 de agosto al 11 de septiembre), un
nuevo escaparate. Como si la segunda vuelta de la Liga Endesa no hubiese
empezado bien.
David Vidal / Prensa ACB // www.dominicanosenbasket.com